Con Fabian, mi flaitecito, teníamos un "algo", una relación bajo ningún nombre, pero leal y apasionada, no nos sentábamos juntos en clases para que no tuviera problemas con sus amigos y para poder concentrarnos ambos, aunque sentarme dos filas atrás de él no me ayudaba mucho, pasaba prácticamente la mitad de la clase observando su ancha espalda, su cuello, incluso me sorprendí apreciando su cabello, pensando en como mis manos recorrían todo eso cuando eramos uno.
Las cosas iban bien, salíamos a hartas partes, conocí a sus amigos, su familia, me quedaba en su casa, él también conoció a mis amigos, ante todos ellos (salvo algunos de mis amigos) eramos simples compañeros-amigos de la U. Disfrutamos en mi cama, en su cama, en la cama de mis padres, en mi living, en su living, en fin, en donde nos pillaba el momento de ser bestias.
Estaba terminando el semestre que se postergó por el paro tan largo del año, yo estaba pasando todos los ramos, pero Fabian se estaba echando dos, sentía su frustración, estudiábamos juntos y los resultados no eran los mismos, Fabian me decía lo muy desalentado que estaba y que quizás la carrera no era para él, que lo único que lo motivaba para ir a la U era verme, yo intentaba animarlo como podía, pero no podía obligarlo a que se quedara en algo que quizás nunca le iba a gustar, le dije que debía seguir estudiando y ver el resultado final, nunca rendirse. Ya en exámenes, pasaba él en mi casa, lo ayudaba a estudiar, mis padres nunca me preguntaron nada fuera de la línea, la explicación de que Fabian estaba echándose ramos era suficiente, en esas semanas casi no tuvimos encuentros, era casi puro estudio. Terminados los exámenes, Fabian estaba pasando casi todo, solo quedaba un ramo, en el que necesitaba más nota y en el que más le costaba, lo acompañé un sábado en la mañana a buscar su prueba, entró solo a la oficina del profesor y al salir me miró y me dijo "hermano, pasé la wea", un sentimiento de alegría me invadió, Fabian me abrazó, él lo hizo, fue tan fuerte, sentí sus músculos apretar mis brazos y espalda, y a su arma contra la mía, nunca me había abrazado en público, le respondí el abrazo, Fabian respiró en mi cuello y me estremecí, me dijo en un tipo de susurro "gracias", sentir la sinceridad de sus palabras aumentó la sensación que recorría mi cuerpo, me besó el cuello y se apartó, me dijo "esta wea hay que celebrarla", yo solo reí, sabía a que se refería.
Caminamos por la U y cruzamos al Mall que está enfrente, almorzamos en el patio de comidas, en un momento Fabian me miró y me dijo "hermano, no aguanto más, ¿por qué no vamos pal baño?", no demoré en entender, con Fabian, yo era uno con mi bestia, asentí y fuimos, entramos al baño y nos dimos cuenta lo lleno que estaba, lo miré con expresión de que podían pillarnos, pero el muy seguro me agarró del brazo, entramos juntos al primer módulo que era un baño amplio de discapacitado, para que no nos fueran a ver me senté con las piernas arriba en la tasa, Fabian no tardó en bajarse los pantalones y acercó, tentándome, su arma ya cargada por debajo de su boxer, comencé mi trabajo, con mi bestia ya sabíamos que hacer, ya sabíamos que era lo que más complacía a nuestro Fabian, empecé a lamer por sobre el boxer, su arma, sus testículos, todo lo que podía, besaba sus piernas, la adrenalina siempre nos hizo sentir más, Fabian apartó mi cara y sacó su arma por la parte inferior del boxer, me introduje su espada dentro de la boca y comencé a afilarla desenfrenadamente, sentía la desesperación de Fabian por gemir, pero ambos ya sabíamos como no meter ruido alguno ante el acto de nuestra pasión, Fabian agarraba mi cabeza, mi pelo, e introducía por completo su arma, una y otra vez, me atragantaba, pero la adrenalina me permitía no ahogarme, escuchábamos como pasaba la gente por afuera, pero no teníamos miedo, Fabian me detuvo y me señaló que me parara, me apoyé sobre el tubo del estanque y Fabian se sentó, intentando meter el menor ruido posible, Fabian comenzó a lamer mi ano, lo hacía con más pasión que nunca, mordía mis nalgas y yo estaba completamente alocado junto a mi bestia, solté unos pocos gemidos, era imposible no hacerlo. Fabian me tomó de la cintura y me sentó en su arma, con mi bestia estábamos siendo alimentados, comencé a moverme, subir y bajar, sentía la respiración de Fabian en mi cuello y a ratos me besaba, ambos intentábamos no gemir o emitir algún ruido, pero era imposible, no sabíamos si alguien nos escucharía, pero la pasión y adrenalina del momento nos manipulaba. De un momento a otro, Fabian apretó sus grandes manos en mi cintura, apoyó su frente en mi espalda y disparó su arma, su elixir, que había probado ya tantas veces, sabía diferente por las circunstancias, con mi bestia ardíamos como en una hoguera. Estuvimos en la misma posición por un momento, agitados y notablemente sudados. Me paré, aún sobre la tasa, y Fabian se paró, se limpió y me limpió con confort, se sacó la sudadera que tenia debajo de su camisa ajustada que aún siendo algo holgada dejaba notar su trabajada espalda y brazos, estaba toda mojada, la miró y se río un poco, yo reí con él, la guardó, señaló que iba a salir, para que yo cerrara la puerta, cuando salió bajé de la tasa y cerré la puerta rápidamente, yo me saqué la polera, y me puse otra que tenía dentro de la mochila, desde que tenía este algo con Fabian, acostumbré a llevar ropa extra en mi mochila, ambos somos apasionados.
Ya afuera del baño, me dijo "me encanta hacer estas weas contigo hermano, y me encantai tu también", no pude no sonrojarme, él estaba acostumbrado a mi reacción, después de eso pasamos el sábado juntos, fuimos al parque San Borja, ahí escondidos detrás de una ligustrina, nos besábamos, hacerlo bajo las nubes y en un parque hacían que los besos tuvieran más significado, me gustaba estar con Fabian.
En el parque Fabian me agradeció por todo lo que hice por él, por ayudarlo a estudiar y que haya podido pasar los ramos, por todo el tiempo, por estar ahí, en un momento me miró a los ojos y vi por primera vez un aire de vulnerabilidad en sus ojos, me preguntó "hermano, se que esto es medio weon, pero... ¿querí pololear conmigo?", la pregunta me sacó de lugar, no la esperaba por nada, mi bestia prendió, mi cuerpo sentía hasta el viento que pasaba, de lo perplejo no pude responder en el momento, me aferraba al pasto, Fabian miró al suelo con un rostro que mostraba frustración, entonces reaccioné, le tomé la mano y él me miró, le dije lo mucho que me gustaba él y pasar el tiempo con él, como lo observaba durante las largas clases de cálculo o álgebra, y como no podía parar de pensar en él hasta cuando pasaba por los pastos donde comenzó todo, miré al pasto y con algo de vergüenza le dije "sí, obvio que quiero pololear contigo Fabian", Fabian sonrío y se lanzó sobre mi, nos besamos con mucha pasión sobre el pasto, fuimos uno de otra forma.
Ese día en la noche Fabian se fue a quedar a mi casa, le comenté a mis padres la noticia de que Fabian había pasado todo y mi madre quiso celebrar, hizo un pequeño asado y estuvimos comiendo y conversando hasta tarde, después de que mis padres se fueron a dormir, con Fabian nos quedamos en el patio, simplemente estábamos sentados mirando el cielo de la noche y de la mano, Fabian me miró y dijo "hermano, me tení loco", me acerque y le respondí con un beso, nos fuimos a mi pieza y tuvimos una de las tantas noches de pasión, pero ahora nuestra relación sí tenía nombre, por tonto que fuera, significaba algo, ahora estaba pololeando con Fabian, con mi flaitecito.
Las cosas iban bien, salíamos a hartas partes, conocí a sus amigos, su familia, me quedaba en su casa, él también conoció a mis amigos, ante todos ellos (salvo algunos de mis amigos) eramos simples compañeros-amigos de la U. Disfrutamos en mi cama, en su cama, en la cama de mis padres, en mi living, en su living, en fin, en donde nos pillaba el momento de ser bestias.
Estaba terminando el semestre que se postergó por el paro tan largo del año, yo estaba pasando todos los ramos, pero Fabian se estaba echando dos, sentía su frustración, estudiábamos juntos y los resultados no eran los mismos, Fabian me decía lo muy desalentado que estaba y que quizás la carrera no era para él, que lo único que lo motivaba para ir a la U era verme, yo intentaba animarlo como podía, pero no podía obligarlo a que se quedara en algo que quizás nunca le iba a gustar, le dije que debía seguir estudiando y ver el resultado final, nunca rendirse. Ya en exámenes, pasaba él en mi casa, lo ayudaba a estudiar, mis padres nunca me preguntaron nada fuera de la línea, la explicación de que Fabian estaba echándose ramos era suficiente, en esas semanas casi no tuvimos encuentros, era casi puro estudio. Terminados los exámenes, Fabian estaba pasando casi todo, solo quedaba un ramo, en el que necesitaba más nota y en el que más le costaba, lo acompañé un sábado en la mañana a buscar su prueba, entró solo a la oficina del profesor y al salir me miró y me dijo "hermano, pasé la wea", un sentimiento de alegría me invadió, Fabian me abrazó, él lo hizo, fue tan fuerte, sentí sus músculos apretar mis brazos y espalda, y a su arma contra la mía, nunca me había abrazado en público, le respondí el abrazo, Fabian respiró en mi cuello y me estremecí, me dijo en un tipo de susurro "gracias", sentir la sinceridad de sus palabras aumentó la sensación que recorría mi cuerpo, me besó el cuello y se apartó, me dijo "esta wea hay que celebrarla", yo solo reí, sabía a que se refería.
Caminamos por la U y cruzamos al Mall que está enfrente, almorzamos en el patio de comidas, en un momento Fabian me miró y me dijo "hermano, no aguanto más, ¿por qué no vamos pal baño?", no demoré en entender, con Fabian, yo era uno con mi bestia, asentí y fuimos, entramos al baño y nos dimos cuenta lo lleno que estaba, lo miré con expresión de que podían pillarnos, pero el muy seguro me agarró del brazo, entramos juntos al primer módulo que era un baño amplio de discapacitado, para que no nos fueran a ver me senté con las piernas arriba en la tasa, Fabian no tardó en bajarse los pantalones y acercó, tentándome, su arma ya cargada por debajo de su boxer, comencé mi trabajo, con mi bestia ya sabíamos que hacer, ya sabíamos que era lo que más complacía a nuestro Fabian, empecé a lamer por sobre el boxer, su arma, sus testículos, todo lo que podía, besaba sus piernas, la adrenalina siempre nos hizo sentir más, Fabian apartó mi cara y sacó su arma por la parte inferior del boxer, me introduje su espada dentro de la boca y comencé a afilarla desenfrenadamente, sentía la desesperación de Fabian por gemir, pero ambos ya sabíamos como no meter ruido alguno ante el acto de nuestra pasión, Fabian agarraba mi cabeza, mi pelo, e introducía por completo su arma, una y otra vez, me atragantaba, pero la adrenalina me permitía no ahogarme, escuchábamos como pasaba la gente por afuera, pero no teníamos miedo, Fabian me detuvo y me señaló que me parara, me apoyé sobre el tubo del estanque y Fabian se sentó, intentando meter el menor ruido posible, Fabian comenzó a lamer mi ano, lo hacía con más pasión que nunca, mordía mis nalgas y yo estaba completamente alocado junto a mi bestia, solté unos pocos gemidos, era imposible no hacerlo. Fabian me tomó de la cintura y me sentó en su arma, con mi bestia estábamos siendo alimentados, comencé a moverme, subir y bajar, sentía la respiración de Fabian en mi cuello y a ratos me besaba, ambos intentábamos no gemir o emitir algún ruido, pero era imposible, no sabíamos si alguien nos escucharía, pero la pasión y adrenalina del momento nos manipulaba. De un momento a otro, Fabian apretó sus grandes manos en mi cintura, apoyó su frente en mi espalda y disparó su arma, su elixir, que había probado ya tantas veces, sabía diferente por las circunstancias, con mi bestia ardíamos como en una hoguera. Estuvimos en la misma posición por un momento, agitados y notablemente sudados. Me paré, aún sobre la tasa, y Fabian se paró, se limpió y me limpió con confort, se sacó la sudadera que tenia debajo de su camisa ajustada que aún siendo algo holgada dejaba notar su trabajada espalda y brazos, estaba toda mojada, la miró y se río un poco, yo reí con él, la guardó, señaló que iba a salir, para que yo cerrara la puerta, cuando salió bajé de la tasa y cerré la puerta rápidamente, yo me saqué la polera, y me puse otra que tenía dentro de la mochila, desde que tenía este algo con Fabian, acostumbré a llevar ropa extra en mi mochila, ambos somos apasionados.
Ya afuera del baño, me dijo "me encanta hacer estas weas contigo hermano, y me encantai tu también", no pude no sonrojarme, él estaba acostumbrado a mi reacción, después de eso pasamos el sábado juntos, fuimos al parque San Borja, ahí escondidos detrás de una ligustrina, nos besábamos, hacerlo bajo las nubes y en un parque hacían que los besos tuvieran más significado, me gustaba estar con Fabian.
En el parque Fabian me agradeció por todo lo que hice por él, por ayudarlo a estudiar y que haya podido pasar los ramos, por todo el tiempo, por estar ahí, en un momento me miró a los ojos y vi por primera vez un aire de vulnerabilidad en sus ojos, me preguntó "hermano, se que esto es medio weon, pero... ¿querí pololear conmigo?", la pregunta me sacó de lugar, no la esperaba por nada, mi bestia prendió, mi cuerpo sentía hasta el viento que pasaba, de lo perplejo no pude responder en el momento, me aferraba al pasto, Fabian miró al suelo con un rostro que mostraba frustración, entonces reaccioné, le tomé la mano y él me miró, le dije lo mucho que me gustaba él y pasar el tiempo con él, como lo observaba durante las largas clases de cálculo o álgebra, y como no podía parar de pensar en él hasta cuando pasaba por los pastos donde comenzó todo, miré al pasto y con algo de vergüenza le dije "sí, obvio que quiero pololear contigo Fabian", Fabian sonrío y se lanzó sobre mi, nos besamos con mucha pasión sobre el pasto, fuimos uno de otra forma.
Ese día en la noche Fabian se fue a quedar a mi casa, le comenté a mis padres la noticia de que Fabian había pasado todo y mi madre quiso celebrar, hizo un pequeño asado y estuvimos comiendo y conversando hasta tarde, después de que mis padres se fueron a dormir, con Fabian nos quedamos en el patio, simplemente estábamos sentados mirando el cielo de la noche y de la mano, Fabian me miró y dijo "hermano, me tení loco", me acerque y le respondí con un beso, nos fuimos a mi pieza y tuvimos una de las tantas noches de pasión, pero ahora nuestra relación sí tenía nombre, por tonto que fuera, significaba algo, ahora estaba pololeando con Fabian, con mi flaitecito.
Que buena historia, espero que no termine aquí.
ResponderEliminarOjalá queden más capítulos, queremos saber más jaja.
Al final que pasó con tu tío Sergio? :O jaja
Saludos.
Muchas gracias ;), para ese entonces mi tío Sergio aún no daba señales, pero pronto lo haría
EliminarUuuuf jajaja, quedaremos atento a lo que viene entonces.
ResponderEliminarSaludos.
jjajaj gracias ;)
EliminarTodavía sigues con Fabián
ResponderEliminarCon el tiempo lo sabrán ;)
EliminarCuando la siguiente parte? :o
ResponderEliminarPronto pronto, con la U no he tenido mucho tiempo
EliminarQué habrá pasado con tu tío Sergio?, Sigues con Fabían?
ResponderEliminarSigo esperando tus próximos relatos, estan buenos.
Saludos.
Pronto pronto ;) gracias por los comentarios
EliminarEstan de pana los relatos los lei todos recien jajaja estoy esperando el siguente con el fabian. Suerte hmno ;)
ResponderEliminarGracias por tu comentario ;)
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