Mi Tío Sergio IV

Con Fabian estábamos pololeando, nos hacíamos felices, pasábamos la mayoría de la semana de nuestras vacaciones juntos, en muchos panoramas distintos y siendo uno en los lugares más raros que podíamos encontrar. Todo era una aventura.

Desde hace un tiempo mi padre me venía diciendo que mi tío Sergio llamaba y preguntaba por mí, de cuándo lo iría a ver, con la excusa de que se me habían quedado algunas cosas, como era feliz con Fabian, hacía caso omiso y le decía a mi padre que dijera que no tenía tiempo. Un martes llegué a mi casa después de haber pasado el día con Fabian y ahí estaba, en el sillón del living viendo televisión, mi tío Sergio. Cuando lo vi mi cuerpo se estremeció, no esperaba verlo, no quería verlo. Mi tío giró, me vio y sonrío diciendo "¡Hola!, ¿cómo está mi sobrino favorito?", yo solo atiné a reír incómodamente, mi tío me abrazó con mucha fuerza y sentí cómo inspiró mi olor, me dijo al oído "se le extraña sobrino", lo miré y solo reí, pasé directamente al baño, no era de mis principios engañar de alguna forma a Fabian, así que decidí contarle a mi tío que estaba pololeando. Salí del baño, y queriendo evitar a mi tío, pasé a mi pieza, me conecté a Facebook y hablé con Fabian para calmarme, él tampoco sabía mi historia con mi tío Sergio, y no era tampoco una prioridad para mi contarle. Llegada la madrugada, me golpearon la puerta, era mi tío Sergio, entró pidiendo permiso y me dijo "tan distante sobrino, ¿qué le pasa?", le iba a decir que estaba pololeando, pero justo pasó mi padre por detrás de él en el pasillo y exclamé "no nada, solo estoy cansado", mi tío sonrío, salió y cerró mi puerta, al rato apagué la luz y me quedé dormido. En la mañana del día siguiente, desperté en un mar de pasión, con mi bestia apoderada de mi, era mi tío Sergio, estaba lamiendo mi ano e introducía su dedo, lo que sabía que me hacía estremecer, él se percató cuando desperté, porque se paró con su arma al lado de mi cara y me dijo "le dije ayer que se le extrañaba", si bien mi bestia estaba controlándome, no cedí, me alejé y le pregunté por mis padres, algo asustado, me dijo "no se preocupe sobrino, ya se fueron a trabajar, estamos solitos como en su periodo de paro en el sur", lo miré y le dije "tío, no puedo hacer esto, estoy pololeando y no quiero cagar a mi pololo", mi tío puso una cara de extrañeza primero, una expresión llena de duda, luego dio un paso atrás y dijo con un todo de rabia "pero usted es mío sobrino, ¿quién es el weon?", quedé un tanto perplejo por sus palabras, que dijera "usted es mío", dicho que antes solía prender a mi bestia, ahora tenía una connotación posesiva y que me asustaba un poco. "Un compañero de la U, hace tiempo que teníamos algo y llevamos casi un mes pololeando", el me miró con un poco más de extrañeza y dijo "ah pero sobrino, un mes no es nada, yo lo hago mío de nuevo", sus palabras ya me daban miedo y mi bestia ya estaba en su jaula, pero ahora asustada, mi tío todo el tiempo estaba con su espada apuntándome, le dije "lo siento tío, estoy enamorado de él, no quiero hacerle esto", mi tío miró al suelo y me dijo "bueno, nada que hacer sobrino, perdí no más", salió de la pieza y cerró mi puerta, yo me volví a subir el pijama y le puse pestillo a mi puerta, tenía temor por la reacción que había tenido. Ese día no tenía planes con Fabian, él iba a ir a la piscina con su familia y yo lo había destinado a un día de series acostado. Estuve toda la mañana sin salir de la pieza, para la hora de almuerzo mi tío golpeó la puerta, la abrí y me dijo "sobrino, ¿almorcemos?, su madre dejó la comida hecha, hay que calentar solamente", yo accedí, si bien intentaba evitarlo, seguía siendo mi tío y estaba en mi casa. Almorzamos juntos, sentados en la mesa, conversamos de mi U, me preguntaba cómo me había ido, qué había hecho, lo mismo hice yo, también hubieron muchos silencios incómodos. En un momento mi tío me quedó mirando fijamente y me dijo "ya cuénteme, quién es la persona que ganó" acompañado de una risa, le conté que se llamaba Fabian y que había tenido encuentros con él antes, de alguna forma, decírselo a mi tío era una forma de liberar "el secreto" que solo se lo había comentado a unos pocos amigos. Él me decía "y yo que pensaba que era el único que le daba placer" y cosas por el estilo, me hacían sonrojar un poco, pero estaba determinado a no hacer nada que pudiera herir a Fabian. Terminamos de conversar con mi tío diciendo "lo felicito, espero que él lo cuide tanto como lo iba a cuidar yo", solo sonreí, me paré, levantamos la loza y me puse a lavar la loza, en un momento, sentí que mi tío estaba parado atrás mío, se aferró a mis caderas y puso su arma cargada entre mis glúteos, lo hizo con tanta fuerza que mi bestia escapó de su jaula y nuevamente se había apoderado de mi, mi tío sobaba su espada una y otra vez mientras me besaba el cuello, no podía moverme, era una guerra incesante entre mi bestia y lo correcto de hacer, mi tío me susurró al odio "ve que igual quiere esto sobrino", metió las manos por debajo del short de mi pijama y apretó con mucha fuerza mis glúteos, mi bestia estaba hirviendo de placer, me bajó el short y luego de un escupo introdujo su firme arma en mi, yo solo me afirmaba del lavaplatos, sabía que estaba haciendo mal, pero mi bestia fue más que yo, mi bestia era alimentada por mi tío Sergio, mi bestia me recordó que aún extrañaba el alimento que le daba mi tío. Él seguía acuchillando mis entrañas con su espada, me sacó la polera, yo gemía de placer, todo en mí hervía, mi tío me besaba la oreja, el cuello, me apretaba las caderas con mucha fuerza, así estuvimos hasta que sin previo aviso disparó dentro de mi y un poco en mi espalada, agarró mi cabeza y me besó, me dijo "usted es mío, que no se le olvide", se alejó y se fue al baño. Estuve parado mucho rato pensando en lo que había hecho, sentía el elixir de mi tío correr por mi pierna, aún mi bestia estaba hirviendo, pero la culpa no demoró en enfriarla, no podía creer que había permitido a mi tío hacerlo y más aún, que lo había disfrutado, no sabía qué hacer. Cuando salió mi tío del baño, pasó a su pieza, y ahí me fui a limpiar, terminé de lavar la loza y me encerré en mi pieza, Fabian me había hablado por Facebook, pero los dedos no me dieron para escribir de vuelta. Pasé la tarde encerrado, escuchando música, mirando el techo de mi pieza y pensando, la culpa, el arrepentimiento, eran quienes gobernaban mi cabeza. 

Al otro día tenía que juntarme con Fabian, me duché temprano y partí, fuimos al parque San Borja, nuestro lugar preferido, donde podíamos demostrar sin ser juzgados demás. Nos saludamos y en mi mente pasaban muchas cosas, no pude con la culpa, una vez sentados en el parque le conté todo sobre mi tío Sergio y lo que había pasado el día anterior, Fabian no me miraba a los ojos, solo atinó a decir "la volá hermano" en una primera instancia y luego me miró y me dijo "no sé qué pensar hermano, me habían cagao antes, pero esto es como diferente, no sé", desde mi culpa le dije que entendía si él quería terminar conmigo, que ojalá que no, que me perdonara, que no volvería a pasar, y ahí fue cuando me dijo "con nosotros empezó igual la wea, me gustai caleta, te quiero caleta y para mi que de verda' que no significa tanto que hayan culiao, porque lo hacían de antes y puta no sé", estaba perplejo por su respuesta, me daba cuenta que detrás de sus palabras algo más se escondía, creía conocerlo lo suficiente, Fabian tenía una idea de esas que él siempre proponía y yo seguía, lo miré extrañado y le dije "¿qué onda?, ¿en qué estás pensando?" me miró, me besó con fuerza, lo que el sabía que hacía despertar a mi bestia en un segundo, y me dijo "hermano, puta, siempre he querío' hacer un trío", jamás pensé que me diría algo así, estaba perplejo, no sabía que responder, sentí un poco de rabia porque no se había enojado, me sentí poco querido, pero luego entendí que quizás Fabian solo estaba aprovechando la oportunidad para cumplir su fantasía y para no asimilar lo que yo había hecho. Le tomé la cara, lo miré a los ojos y le pregunté "¿estás seguro de lo que me estás diciendo?", Fabian me miró y me dijo "sí, ojalá que no pase de nuevo hermano, pero puta, quiero probar y como que de verdad puede pasar", me confirmó lo que pensaba, esa era la naturaleza de Fabian, le encantaba probar cosas nuevas y yo siempre hice lo que él me decía. Pasamos la tarde hablando al respecto, me contó de donde nació su fantasía y las veces que tuvo oportunidad y nunca aprovechó, en cierta medida me sentía afortunado, aún un poco dolido por todo, pero no era yo quién tenía que estar dolido en ese momento, volví a mi casa y esperé a que mis padres se fueran a dormir para conversar con mi tío.

Lo abordé en su pieza, le dije que necesitaba hablar con él afuera, nos sentamos en el patio y le comenté lo que había pasado con Fabian, mi tío se notaba algo perplejo, me dijo "no sé si quiero compartirte", de mi bestia le respondí con algo de rabia "tío, Fabian es mi pololo", mi tío sonrío, entendió lo que intenté decir, estuvo un rato sentado mirando al suelo y me dijo "sobrino, me sumo a su idea, igual me gustaría experimentar". Sabía que lograría una respuesta así de mi tío, él también era un hombre apasionado. Mi tío me ofreció entrar a su pieza, pero se lo negué, le dije que no volvería a pasar nada entre los dos solos. Esa noche cerré con pestillo mi pieza y me dormí.

Ahí estaba yo, con mil ideas en la cabeza, con miedo, dolido, con culpa, con ansias, yo también quería probar que sería estar con mi flaitecito Fabian y mi tío Sergio siendo bestias.