Ir al contenido principal

Antonio, mi amigo

Fabián había dejado mi corazón roto, yo sabía que me lo había buscado, sabía que todo al final había sido mi culpa, y aunque no paraba de cuestionarme por mis propias acciones sabía que tenía que superarlo y olvidarlo porque no iba a volver. Pasé por un tiempo muy oscuro en el que me alejé de todos, quería sanar, quería hacerlo solo. Después de unos meses mis amigos se alarmaron y llegaron incluso a mi casa, entre ellos estaba Antonio.

Con Antonio eramos amigos desde la media, siempre fue una amistad muy superficial con el, más que nada amigos porque teníamos amigos en común, no lo veía como algo más. Sin embargo, desde ese día en que fueron a visitarme, algo cambió. No veía a Antonio hace tiempo, y a pesar de que el fue a mi casa solo porque mis otros amigos lo invitaron, estaba muy agradecido. Antonio estaba diferente, como si una segunda pubertad le hubiera llegado, tenía más cuerpo, un poco más alto, con el mentón más pronunciado, debo decir que siempre me llamó la atención sus ojos color miel y su cabello que era de un color castaño, que al sol era claro. Cuando lo vi algo en mí reaccionó, me puse nervioso y el solo atinó a decir "ya pero finjamos que nos vemos más seguido po'", obviamente reaccioné con risa y le hice notar lo diferente que estaba. Ese día me sentí muy querido por mis amigos, estuvimos conversando toda la tarde, actualizandonos sobre cómo íbamos en nuestras vidas. En un momento salió le tema de Fabian, y fue cuando  Antonio se enteró que yo era gay, no dijo nada, pero se notó su tanto exaltado.

Pasaron los días y Antonio me agregó a Facebook, me habló por el chat y me dijo que lo había pasado bien y que ojalá habláramos más, la conversación no llegó muy lejos porque estaba en semana de pruebas y no pude tomar la atención necesaria. Durante esas semanas estuvimos a puros intercambios de likes y comentarios en Facebook. Ya cuando salí de la última prueba, y desde eso que despertó en mí, le metí conversa por el chat, ese día estuvimos hablando hasta las 3 de la mañana, contándonos estupideces, percepciones que teníamos del otro, comentando sobre los amigos que compartíamos y el cómo nunca habíamos hablado más si teníamos tanto en común. No quería, pero me estaba empezando a ilusionar.

Así fue por varios días hasta que Antonio, mi amigo, me preguntó si lo podía acompañar a hacer unos trámites a su universidad, y que si después podíamos pasar al Bella (ya que estábamos al lado) a comer algo, obviamente accedí. Nos juntamos en Baquedano, lo estuve esperando unos minutos y llegó, me miró y noté cómo se ponía nervioso y miraba hacia el lado, yo hice lo mismo, me sentía estúpido. Antonió llegó vestido con unos pitillos que marcaban sus piernas, que si bien no se notaban musculosas, eran gruesas, robustas; continuando hacia arriba, los benditos pitillos marcaban un poco su arma, flácida y todo se veía prometedora. Para arriba usaba un chaleco un poco ajustado con cuello en V, porque tanto Antonio como yo sabíamos lo excitante que era su cuello grueso. Después de observarlo, saludarlo y de sentir su aroma, con un perfume suave pero penetrante, mi bestia dio el visto bueno, tenía sed, sed de Antonio.

Caminamos hacia su universidad, hablamos de tonteras, todo fluía como si hubiéramos sido cercanos de siempre, Antonio era muy carismático y me hacía reír mucho, cosa que apreciaba, ya que como soy tímido, me hacía sentir menos incómodo de lo normal. Hicimos sus trámites y como aún era temprano fuimos a comer a un local de comida rápida, estuvimos ahí un rato, siguiendo la conversa, tan divertida y dinámica, y sin que mi bestia me diera un break cada vez que nos rosábamos o el me miraba por mucho rato. Luego de comer, Antonio me propuso que podíamos ir y caminar en el cerro San Cristóbal, a lo que obviamente accedí, según él, conocía un lugar muy bonito que poca gente ubica, así que partimos hacia allá.

Subimos el cerro, llevábamos su tanto y me dijo, mira es por aquí, nos salimos del camino, pasamos una raja baja de tablas y seguimos caminando por un lugar que se notaba no era concurrido, yo estaba expectante, mi bestia y yo estábamos impacientes de probarlo, de probar a Antonio. Luego de seguir un tipo de sendero, terminamos entre unos árboles bajos, me dijo mira siéntate, y al contemplar me percaté de la vista, se veía todo el sector norponiente de Santiago, la vista era muy bella, mi asombro se notó porque Antonio me dijo "ya pero cierra la boca si es Santiago no más", a lo que me reí. Antonio se sentó a mi lado, muy cerca, quedé un tanto tieso, estaba muy nervioso, mi bestia quería actuar por mí y lanzarme, pero no podía arriesgarme a confundir las cosas y perderlo, al fin y al cabo, ninguno había coqueteado con el otro de forma explícita. Hubo un silencio prologando, no era incómodo ya que estábamos muy relajados con la vista, sobre todo porque ya iba a atardecer y podríamos ver la puesta de sol. Antonio me metió conversa apuntando lugares y contándome cosas como que por ahí estaba el colegio donde estudió, por otro lado vivía su tía, por otro lado estaban construyendo un edificio y así, yo solo acertaba sin decir mucho, en un momento lo miré y le dije que gracias por la vista, que estaba genial, en ese momento Antonio me miró y miró mis labios, noté que él estaba tan nervioso como yo, era el momento, lo sabía, mi bestia me empujó y me lancé a besarlo, noté que el igual se acercaba así que fui cada vez más seguro, y sucedió, nos besamos; yo intentaba besar apasionado, pero me percataba que el beso de él era delicado y con cariño, así que encerré en un momento a la bestia e intenté seguir con un beso así, no duró mucho, Antonio me mordió levemente el labio inferior, en ese preciso momento le reabrió la reja a mi bestia, ésta tomó el poder de mí, lo besé apasionadamente, sabía cómo hacerlo, Fabián, mi flaitecito y mi tío Sergio me habían enseñando. Noté como la respiración de ambos se agitaba, Antonio agarró mi cabeza con una fuerza que me estremeció, y yo afirmé su nuca, estábamos los dos a punto de ser uno. Nos soltamos un poco y Antonio dijo "oh la media volá, besai bien Claudio", me sonrojé un poco y le agradecí diciéndole que el también. Después dijo "puta ahora vamos a tener que esperar para que se me baje el amigo que no pasa piola", miré y ahí vi como se marcaba toda su arma, era una gran espada, más grande que las que conocía, quién iba a pensar que este tipo tan común estaba tan bien armado. Como mi bestia estaba mandando, no dudé en lanzarme a besarlo de nuevo, Antonio me respondió, fue cuando puse mi mano sobre su paquete, Antonio se estremeció un poco, pero no sacó mi mano, si no que puso la de él sobre la mía, ahí estaba yo, con mi bestia ardiendo, agarrando esa arma en su funda, arma que iba a hacer mía. Seguimos besándonos, la puesta de sol ya había empezado, había menos luz, no esperé y le bajé el cierre, Antonio quería al igual que yo, así que no había problema, metí la mano y supe que no iba a poder sacarla por ese pequeño orificio, así que le abrí el pantalón, su arma por si sola se asomó por el boxer, en ningún momento dejamos de besarnos, pero cuando tuve su espada en mi mano, sabía que debía afilarla, con mi bestia ya éramos uno, así que bajé, besé un poco de su torso, su pelvis, y llegué a su gran arma, definitivamente era más grande que las que conocía, era más gruesa y más larga, pero no le temíamos, así que comencé a sacarle filo, usé todo lo que sabía, sentía como Antonio gemía, como le gustaba y más empeño le ponía a mi labor, Antonio me tomó del pelo y me empujaba hacia abajo, creí que no podía pero pudo meter todo dentro de mi boca, percibí como se estremecía, como le encantaba lo que hacía, así que subía y volvía a bajar hasta su pelvis, aprovechaba y olfateaba su aroma a sudor leve, sentía su pre-elixir en mi lengua, sus bellos en mi cara, estábamos con mi bestia exaltados, lo hacíamos cada vez más rápido, yo sé que estábamos cerca de recibir el alimento que queríamos. Pero Antonio tomó mi cara y me subió a besarlo, sentí como desabrochaba también mi pantalón, y tomó mi arma, hasta ese entonces nadie se había preocupado de darme placer en ese sentido a mi y a mi bestia, así que lo sentí raro, Antonio bajó, también besando mi torso y pelvis, y entonces fue él quien comenzó a afilar mi arma, lo hacía tan bien, con mi bestia estábamos en el paraíso, listos y entregados a todo, Antonio me mostraba que él también sabía lo que hacía, y mientras estaba en eso, sentí un dedo rondando mi ano, era cada vez más placer, Antonio con su otra mano masturbaba su gran pistola, la cargaba, la tenía lista para disparar, yo igual estaba listo para disparar, el éxtasis era demasiado, era algo nuevo, se sentía bien. Le dije a Antonio que me venía, sacó mi espada de su boca y comenzó a masturbarla rápidamente, cosa que el también hacía con la suya, ya de un momento a otro, agarré el brazo de Antonio con mucha fuerza y con mi bestia siendo uno disparamos, hace tanto no me iba que el elixir que solté salió en gran cantidad, llegándole parte a la cara de Antonio, también ahí noté como el disparaba sobre la roca que en la que estábamos ya recostados y como también llegaba un poco a mi pelvis, su elixir estaba hirviendo, y si bien no alimentó a mi bestia, había sido saciada su sed de otra manera. Antonio subió y me besó, saqué confort de mi mochila y le limpié la cara y el limpió mi pelvis. No dijimos nada en todo ese instante mientras nos limpiábamos hasta que Antonio me miró y me dijo "que loca esta wea, nunca había hecho algo así en un lugar tan público", yo solo atiné a reírme, yo sí lo había hecho en varios lugares.

Ya estaba casi oscuro, así que nos arreglamos y salimos de donde estábamos, seguimos conversando como si nada, ahí fue cuando Antonio me confesó que en el colegio siempre me encontró bonito, pero que no sabía si yo era gay o no, y que por eso nunca me dijo ni intentó nada, yo tuve que decirle que no fue hasta cuando me fueron a ver hace unas semanas que lo miré con otros ojos, que estaba cambiado, ahí me comentó que había estado haciendo telas por un tiempo y que su cuerpo cambió harto desde ese entonces, todo tenía sentido.

Se nos hizo un tanto tarde y tenía que ir a la universidad al otro día temprano así que caminamos hasta el metro, nos despedimos con un abrazo, que sentí muy cálido y cómodo, y me fui a mi casa, pensé durante todo el camino sobre lo que había pasado, sobre lo entusiasmado que me sentía para ver a Antonio de nuevo, fue ahí cuando me llegó un mensaje de el que me decía "lo pasé super, espero llegues bien y que volvamos a salir ;)", pensé entonces que quizás comenzaba una nueva historia, una con Antonio, Antonio mi amigo.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Bendita Universidad VI

Con Fabian las cosas no iban bien, desde ese viernes en química algo cambió, dejó de sentarse a mi lado, con suerte me saludaba, yo y mi bestia estábamos siendo destrozadas por completo. A pesar de todo, lo veía venir, siempre pensé que tarde o temprano mi gran fantasía terminaría, pero estaba en negación ante tanta indiferencia. Como solo quedaba dar pruebas y casi nada de clases, ya casi no veía a Fabian. Un día, en un ataque de valor, le envié un inbox por Facebook, un simple e ingenuo "Hola, ¿cómo estás?", dejó el visto cerca de las 3 de la tarde, me había dado por vencido, sentía que era lo que necesitaba para sacar la sed hacia Fabian de mi bestia, pero y ese mismo día, cerca de las 11 de la noche me respondió con un "hermano, te extraño", yo y mi bestia nos estremecimos, no sabía que decir, lo interpretaba como un grito de auxilio y toda la esperanza y sed volvió a mi. Estuvimos conversando por 3 horas solo por el chat, se notaba por como escribía que estab...

Bendita Universidad IX

Había pasado ya una semana desde mi aventura con Fabian mi flaitecito y mi tío Sergio, y las cosas no iban bien, Fabian estaba distante, hablábamos poco y no nos habíamos visto desde entonces. Por otro lado, mi tío Sergio seguía en casa insistiendo en repetir lo que había pasado, yo simplemente lo miraba cada vez que él me lo comentaba. Aburrido ya de esperar, le dije a Fabian que nos juntáramos a hablar, teníamos que hablar, lo necesitábamos. Nos juntamos en la mañana, temprano, en nuestro parque favorito, donde nadie miraba raro cuando expresábamos nuestro amor. Cuando llegó ya estaba raro, extraño, con la mirada baja, casi ni me miraba a los ojos; era obvio que algo estaba mal, ya lo sabía, sin embargo quería solucionarlo, sentía demasiadas cosas por Fabian. Lo saludé, se sentó a mi lado, le pregunté sin rodeo "¿qué pasa?", él hizo una mueca y no consiguió decir nada por un buen rato, yo solo esperaba, luego me dijo "hermano, no sé qué weá, me siento raro desde el o...

Bendita Universidad VIII X Mi Tío Sergio V

La misma semana en que había tenido la conversación con Fabian y con mi Tío Sergio estuve muy pensativo, analizando la situación, por una parte quería hacerlo, quería disfrutar de ambos, pero por el otro sentía que solo lo hacía por culpa ante lo que le hice a mi flaitecito, mi pololo. Pasó una semana en que no lo hablé con Fabian, solo le había contado que mi Tío había accedido. Mi Tío Sergio fue muy respetuoso esa semana, no intentó propasarse en ningún momento, aún así, en las noches dormí con la puerta con llave, más que temer a él, le temía a mi bestia. Empezaba la semana y ya me había decidido, quería experimentar, quería saber qué era estar con dos hombres a la vez y sobretodo, con quienes habían alimentado a mi bestia por bastante tiempo ya. Organicé todo, estuve encima de mis padres preguntándoles sobre reuniones en sus trabajos, ya que si bien los dos trabajaban, mi padre en ocasiones aparecía por la casa sin previo aviso porque terminaba alguna reunión con un cliente antes...