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Bendita Universidad II

Bendito el momento en que Fabian me pidió en aquella ocasión que lo acompañara al baño, la primera experiencia que había tenido hasta ese momento y que suerte tuve, suerte de que Fabian fuera mi flaitecito.

Al lunes siguiente del acontecimiento, Fabian llegó y ni siquiera me miró, me sentí mal, raro, quería que me mirara con deseo, o simplemente que me mirara, me confundió mucho; así pasaron 3 semanas, mi bestia estaba siendo mutilada por la indiferencia de Fabian y yo tampoco quería acercarme por miedo a su rechazo, sin embargo, volvió la suerte a mí, en un ramo debíamos hacer un grupo de a 5 y realizar un informe, los grupos los formó el profesor al azar, y por obra del destino Fabian estaba en mi grupo, nos señaló que nos juntáramos en el momento para ponernos de acuerdo, me senté al lado de Fabian y ahí estaba él, rígido, no decía nada, nos pusimos de acuerdo y él no dijo nada. Hicimos la mayoría del trabajo por internet, así que pude lograr un avance, agregar a Fabian en Facebook, debo declarar que me masturbé noches y noches mirando sus fotos, esas exquisitas visitas que hacía a la piscina con sus amigos flaites que no se quedaban atrás tampoco. 

Para preparar la presentación del trabajo quedamos en juntarnos en la casa de otro compañero, llegué y ahí estaba Fabian, con una polera de la U y un buzo negro apretado,  quería tirarme sobre él y que me hiciera suyo frente a los ojos de los demás, pero solo dije “Hola Fabian”, el solo asentó con la cabeza, su indiferencia me estaba matando,  mi bestia estaba agonizando, pero al mismo tiempo tenía una sed como nunca, eran las 8 de la tarde y aún no terminábamos, mi compañero ofreció que nos quedáramos en su casa y tomáramos algo para hacer el trabajo más tranquilos, todos accedimos, yo obviamente con todas las intenciones de que Fabian dejara de ignorar la sed que sentía. Mis compañeros y Fabian se pusieron a tomar, yo escribía el informe,  no pasó mucho rato y uno de mis compañeros con escusas se fue, llegaron las 2 de la mañana y Fabian estaba bastante ebrio, el dueño de casa lo vio así y le señaló donde ir a acostarse, terminé el informe y me excusé diciendo que tenía mucho sueño, mi compañero me dijo que usara la pieza de su hermana si quería, pero le dije que no, que mejor donde se acostó Fabian para no molestar, estaba ansioso, solo quería que Fabian me dominara, que alimentara mi sed, que me diera todo de él. 

Entré a la pieza y estaba Fabian parado, me miro y me dijo “Al fin viniste weon, te estaba esperando”, quedé paralizado, cerré la puerta y me dijo “siéntate weon”, me senté y aún seguía perplejo, ahí se sentó a mi lado y me dijo “puta hermano, igual lo siento por haberte ignorado y wea, pero yo no soy weko weon, fue una volá no ma’”, mi sangre se enfrío, era increíble, no me importaba que no fuera gay, solo quería darle vida a la bestia ya casi muerta, le dije que estaba bien que no esperaba que lo fuera, ahí se paró sonrío y me dijo “pero esa wea no me quita lo caliente” y se bajó el buzo; ahí estaba yo frente a tu arma nuevamente, la bestia revivió, la bestia quería saciar su sed, la bestia ahora me controlaba, no dudé ni un segundo y me la metí toda en la boca, no habían pasado más de dos meses, pero para mí había sido una eternidad, estaba siendo satisfecho, me preocupé de hacerle el mejor sexo oral de su vida, su respiración se agitaba cada vez más, ese olor a cerveza y sudor me tenía vuelto loco y hacía que hiciera mi trabajo cada vez mejor, ahí dijo “¡oh hermano!” y se fue en mi boca, disfruté tanto tragando su elixir, succionando lo que aún no se atrevía a soltar, me miró y me dijo “vo erí seco pa’ esta wea, ya date vuelta”, me entró un miedo porque nunca había tenido sexo, pero era mi bestia quien manejaba mi cuerpo, y en tres tiempo estaba de espaldas en cuatro sobre la orilla de la cama, con los pantalones abajo expectante a su monstruo; sentí como escupió en mi agujero, comenzó a meter un dedo, después metió otro, yo solo quería que metiera su arma en mí, exclamó “puta que tení apretá la wea de hoyo hermano”, no le quise decir que sería mi primera vez, solo quería hacerlo, sentí que escupió dos veces, y empezó a entrar en mí, comenzó despacio y lo metió de una, sentí un dolor que nunca había sentido, quería gritar y salir de ahí, pero luego de esa horrible sensación vino un placer que jamás había experimentado, Fabian entraba y salía, lo hacía como un animal, brusco, fuerte, rápido; apoyó todo su torso sobre mi espalda, eso me hizo hervir, sentía su respiración sobre mi oído, su respiración agitada, como su sudor caía sobre mí, yo gemía lo más despacio que podía, me tapó la boca con la mano; yo no quería que terminara, y él parecía que tampoco, paraba a ratos, pero seguía como un animal, el placer duró una eternidad para mí, comenzó a entrar aún más rápido y de un movimiento brusco me llenó con su ámbar, la sensación de que se iba dentro de mí fue de una en un millón, algo de otro mundo; quedamos ambos tirados sobre la cama, él sobre mí, aún no sacaba su arma ya disparada, y me dijo al oído “como nadie”, se paró, se puso su buzo y fue al baño, quedé tirado impactado por lo que me acababa de pasar, sin saber qué hacer, estaba encantado, mi bestia había sido saciada, había sido revivida, su sed ya no estaba, ya no estaba destruida por la indiferencia de Fabian, si no que saciada por su elixir.

 Después de que Fabian volvió, fui yo al baño, dormimos en la misma cama y durante toda la madrugada lo toqué, lo hice mío con las manos, toqué su abdomen, sus piernas, sus brazos, su arma, todo, él se dejó; a la mañana siguiente desperté y Fabian ya se había ido.

 Fabian, mi flaitecito, había cumplido una de mis añoradas fantasías por completo, solo quiero, y espero y añoro que se repita, una y otra vez, contigo Fabian, un flaitecito, mi flaitecito.

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