Quería agradecer a la página Flaitecitos.tumblr.com, gracias a ese blog ha nacido una de mis más grandes obsesiones, lo flaites.
Entré a la universidad este año y en mi universidad no se ven muchos flaites así que mi león visual no era alimentado, hasta la primera clase estuve con decepción de la visual, pero ahí mismo, entró él, Fabian, un hombre de tomo y lomo, moreno, pelo negro, ojos marrones, con una cara de caliente, vestía una sudadera gris muy apretada que mostraba unos abdominales muy marcados y sabrosos, con unos shorts negros nike ajustados que me dejaban apreciar tanto su arma mortal como su gran y fibroso trasero, y unas zapatillas nike que alimentaban mi culpable obsesión; creo que si alguien me hubiese visto se hubiera sorprendido de la cara que sostuve en ese momento.
Pasaron las semanas y todos los días observaba con una insaciable sed a Fabian. En mi universidad, los viernes normalmente mis compañeros se quedaban a beber sus cuantas cervezas en los llamados "pastos", nunca me había quedado porque no me llamaba la atención, pero un viernes decidí (creo que gracias al destino) quedarme con mi grupo de compañeros; luego de clases, nos acomodamos en los pastos y empezamos a tomar, al rato llegaron más compañeros del mismo curso, entre ellos llegó Fabian y por una suerte que jamás había tenido, se sentó al lado mío, andaba con una polera blanca y un buzo apretado de la u; al sentarse, por primera vez cruzamos palabras, me dijo un "Wena hermano" que me dejó con ganas de comenzar a devorarlo ahí mismo, respondí tímidamente "hola" y eso fue todo por ese momento, Fabian se recostó y no podía dejar de mirar su abultado paquete, me tenía mal, luego comenzó a sobarse los abdominales subiendo su polera, mi sed estaba en su pic y mis ojos no se despegaban de él, sentía que algo me quemaba por dentro, que un animal quería salir de mi; luego de pasado el rato, Fabian se notaba que estaba "arriba de la pelota", ahí sacó un pito, personalmente no me gustan los pitos, pero si él quería fumar bienvenido sea, con varios compañeros fumaron, ahí fue cuando Fabian me metió conversa, me preguntó de donde era, que me gustaba y yo notaba que no me escuchaba realmente, pero le respondía a todo; en eso me preguntó si podía acompañarlo al baño, yo obviamente accedí, ideando incluso verle su Fabian por el reflejo del piso del baño o de re-ojo. Llegamos al baño y estaba cerrado, buscamos por varías partes si había alguno abierto y nada, y ahí fue cuando comencé a pensar desde la bestia, le dije que fuéramos a un lugar donde pudiera hacer sus necesidades tranquilo, yo conocía un lugar detrás de uno de los edificios de la U donde nadie iba y que era muy piola, así que ahí lo llevé. Llegamos y me dijo "ya hermano, vale, aquí voy a echar la corta no ma'", mientras lo hacía intenté observar piolamente algo, pero no pude, al parecer fui muy obvio porque Fabian se volteó hacia mí y me dijo "¿que wea' hermano?", quedé paralizado, "¿me querí ver la pichula acaso?" dijo después, yo seguía callado no sabía qué hacer, en eso se acercó, pensé que me iba a pegar, agarró mi cabeza y me arrodilló y dijo esas palabras que tanto esperaba "si la queri’ ver, mirala de cerca po' maricon", puso toda mi cara contra su regalo y empezó a fregarme contra él, ahí fue cuando el animal en mí salió por primera vez, se bajó el buzo y sacó su inmenso pene ya erecto, como nunca había estado con un hombre, no sabría decir el tamaño, pero era inmenso, como el de las pornos, grande, grueso y venoso; emanaba un olor a orina y se notaba que el calor había hecho sudar esa zona, lo contemplé por segundos agradeciendo a lo que me estaba pasando, cuando me dice, "ya po' culiao no queriai verla de cerca, chupamela", ahí empezó mi trabajo, primera vez que hacía sexo oral, pero creo que lo hice con tanta pasión y deseo que no se notó, partí metiéndome todo en la boca, hasta los pendejos, sentí ese olor que me calentó mucho más, y ahí seguí, lo lamiaba como si fuera el último alimento en la tierra, mi sed estaba siendo saciada, escuchaba como su respiración se agitaba y como gemía y me quemaba aún más, agarró mi cabeza por el pelo y metió su pene hasta el fondo una vez tras otra, habían momentos que me atragantaba pero disfrutaba tanto que no quería que terminara, comenzó a meterlo cada vez más rápido ya en mi garganta y en eso escucho como se queja fuerte y comienzo a entrar todo su líquido de pasión dentro de mí, ni siquiera lo tuve que tragar de lo fuerte que entró, sacó su arma de a poco y dejó huellas en mi lengua, saboreé toda su gracia y no demoré en tragar, me miró y se puso a reír diciendo "la volaita hermano" me paré y me agarró por el cuello, me empujó contra la pared y me dijo "vo' le decí a alguien de esto, con otra wea te voy a hacer cagar la boca culiao", me soltó y le dije que estuviera tranquilo, que sería un secreto por siempre, asentó con la cabeza y volvimos al grupo, mientras caminábamos pensé en la suerte que tenía y en el deseo de volver a estar con él, con Fabian, con mi flaitecito, con mi culpable obsesión.
Entré a la universidad este año y en mi universidad no se ven muchos flaites así que mi león visual no era alimentado, hasta la primera clase estuve con decepción de la visual, pero ahí mismo, entró él, Fabian, un hombre de tomo y lomo, moreno, pelo negro, ojos marrones, con una cara de caliente, vestía una sudadera gris muy apretada que mostraba unos abdominales muy marcados y sabrosos, con unos shorts negros nike ajustados que me dejaban apreciar tanto su arma mortal como su gran y fibroso trasero, y unas zapatillas nike que alimentaban mi culpable obsesión; creo que si alguien me hubiese visto se hubiera sorprendido de la cara que sostuve en ese momento.
Pasaron las semanas y todos los días observaba con una insaciable sed a Fabian. En mi universidad, los viernes normalmente mis compañeros se quedaban a beber sus cuantas cervezas en los llamados "pastos", nunca me había quedado porque no me llamaba la atención, pero un viernes decidí (creo que gracias al destino) quedarme con mi grupo de compañeros; luego de clases, nos acomodamos en los pastos y empezamos a tomar, al rato llegaron más compañeros del mismo curso, entre ellos llegó Fabian y por una suerte que jamás había tenido, se sentó al lado mío, andaba con una polera blanca y un buzo apretado de la u; al sentarse, por primera vez cruzamos palabras, me dijo un "Wena hermano" que me dejó con ganas de comenzar a devorarlo ahí mismo, respondí tímidamente "hola" y eso fue todo por ese momento, Fabian se recostó y no podía dejar de mirar su abultado paquete, me tenía mal, luego comenzó a sobarse los abdominales subiendo su polera, mi sed estaba en su pic y mis ojos no se despegaban de él, sentía que algo me quemaba por dentro, que un animal quería salir de mi; luego de pasado el rato, Fabian se notaba que estaba "arriba de la pelota", ahí sacó un pito, personalmente no me gustan los pitos, pero si él quería fumar bienvenido sea, con varios compañeros fumaron, ahí fue cuando Fabian me metió conversa, me preguntó de donde era, que me gustaba y yo notaba que no me escuchaba realmente, pero le respondía a todo; en eso me preguntó si podía acompañarlo al baño, yo obviamente accedí, ideando incluso verle su Fabian por el reflejo del piso del baño o de re-ojo. Llegamos al baño y estaba cerrado, buscamos por varías partes si había alguno abierto y nada, y ahí fue cuando comencé a pensar desde la bestia, le dije que fuéramos a un lugar donde pudiera hacer sus necesidades tranquilo, yo conocía un lugar detrás de uno de los edificios de la U donde nadie iba y que era muy piola, así que ahí lo llevé. Llegamos y me dijo "ya hermano, vale, aquí voy a echar la corta no ma'", mientras lo hacía intenté observar piolamente algo, pero no pude, al parecer fui muy obvio porque Fabian se volteó hacia mí y me dijo "¿que wea' hermano?", quedé paralizado, "¿me querí ver la pichula acaso?" dijo después, yo seguía callado no sabía qué hacer, en eso se acercó, pensé que me iba a pegar, agarró mi cabeza y me arrodilló y dijo esas palabras que tanto esperaba "si la queri’ ver, mirala de cerca po' maricon", puso toda mi cara contra su regalo y empezó a fregarme contra él, ahí fue cuando el animal en mí salió por primera vez, se bajó el buzo y sacó su inmenso pene ya erecto, como nunca había estado con un hombre, no sabría decir el tamaño, pero era inmenso, como el de las pornos, grande, grueso y venoso; emanaba un olor a orina y se notaba que el calor había hecho sudar esa zona, lo contemplé por segundos agradeciendo a lo que me estaba pasando, cuando me dice, "ya po' culiao no queriai verla de cerca, chupamela", ahí empezó mi trabajo, primera vez que hacía sexo oral, pero creo que lo hice con tanta pasión y deseo que no se notó, partí metiéndome todo en la boca, hasta los pendejos, sentí ese olor que me calentó mucho más, y ahí seguí, lo lamiaba como si fuera el último alimento en la tierra, mi sed estaba siendo saciada, escuchaba como su respiración se agitaba y como gemía y me quemaba aún más, agarró mi cabeza por el pelo y metió su pene hasta el fondo una vez tras otra, habían momentos que me atragantaba pero disfrutaba tanto que no quería que terminara, comenzó a meterlo cada vez más rápido ya en mi garganta y en eso escucho como se queja fuerte y comienzo a entrar todo su líquido de pasión dentro de mí, ni siquiera lo tuve que tragar de lo fuerte que entró, sacó su arma de a poco y dejó huellas en mi lengua, saboreé toda su gracia y no demoré en tragar, me miró y se puso a reír diciendo "la volaita hermano" me paré y me agarró por el cuello, me empujó contra la pared y me dijo "vo' le decí a alguien de esto, con otra wea te voy a hacer cagar la boca culiao", me soltó y le dije que estuviera tranquilo, que sería un secreto por siempre, asentó con la cabeza y volvimos al grupo, mientras caminábamos pensé en la suerte que tenía y en el deseo de volver a estar con él, con Fabian, con mi flaitecito, con mi culpable obsesión.
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